Cinco micros de Paz Montserrat Revillo


Herencia

Antes de ponerse el pendiente frotó el metal que rodeaba el zafiro con un bastoncito impregnado en líquido para limpiar plata. Cientos de estratos de tiempo levantaron el vuelo, dejando la superficie luminosa y desnuda. Se acercó, curiosa, y la joya le devolvió el rostro adolescente de su abuela probándose el pendiente ante un espejo.





A veinte mil leguas de mi casa 

Es verdad que últimamente resultaba cada vez más complicado encontrar las llaves. Siempre enredadas en una maraña de monedas, bolígrafos, protectores labiales o envoltorios de caramelos… por pequeño que fuera el bolso. Pero hasta hoy nunca pensé que el gesto previo a abrir una puerta pudiera convertirse en un acto temerario.

Ha ocurrido hace una hora, al regresar del trabajo. Mi mano se ha sumergido, impaciente, en el bolso grande. En su descenso ha atravesado la zona superficial de las libretas y la cartera hinchada de resguardos, ha rozado con el dorso la espiral de la agenda y la caja de tiritas, y al llegar al fondo ha palpado unas cuantas monedas sueltas.Ha continuado indagando, las llaves no podían estar muy lejos. En las inmediaciones, un ánfora tapizada de poliquetos y un cofre oxidado que servía de refugio a un pulpo. Unos cuantos pececillos se han sorprendido al unísono al escarbar en la cueva del rincón, donde los rugosos corales le han propinado un arañazo en el pulgar.

Tan ensimismada estaba la mano en sus hallazgos abisales, que la tremenda descarga eléctrica le ha pillado desprevenida. Ha emergido disparada hacia la superficie, enredándose por un momento en unas extrañas cintas pardas.

Y aquí estoy yo. Sin aliento. Sentada en el rellano de la escalera. Mirando a mi bolso de reojo, y esperando que algún otro miembro de la familia se digne a volver a casa de una vez.



ADN

Lo sorprendente no es que no fuera hijo de quienes lo criaron. Ni que la causa de su muerte no sea una conspiración asesina, sino una vulgar infección.

No me impresiona saber qué comió la última vez, ni qué enfermedades hubiera tenido de viejo. Ninguna objeción al incesto, tengo la piel muy gruesa con tanta serie policíaca. Liarse con su hermanastra explica la prematura muerte de sus hijos, el clásico castigo bíblico por no respetar las normas.

Lo único que me deja totalmente desolado es que el pobre Tutankamon no pudiera llevarse ni un solo secreto a su escondidísimo sarcófago.



Mentirosa

Observa cómo la fila se hace cada vez más corta. Dentro de nada le tocará a ella. Mete el dedo justo donde se está descosiendo el dobladillo del uniforme. El hilo se tensa sobre su dedo y al final cede a la presión.
Esta vez solamente tiene una pelea con su hermano y una desobediencia a su mamá. Tonterías. Necesita urgentemente algo más.

Se da la vuelta y, sin que venga a cuento, le dice a su amiga que le han comprado un perro blanco.Ya le toca. Se acerca algo más tranquila al haber podido añadir una mentira a la raquítica lista de pecados que tiene esta semana.

Se arrodilla ante la celosía de color caoba, suspirando por hacerse mayor para aprender a pecar de verdad y así poder impresionar a ese cura tan guapo que han traído las monjas para que practiquen los rituales de la primera comunión.



Jardinería de interior 

Tengo un bonsái en el útero. De momento solo hay que controlar que no crezca. Cierro los ojos un instante, pero la boca queda abierta y debo de haber tragado abono.  Al salir de la visita,  unos frondosos manglares han echado raíces en las aguas estancadas de mi cabeza, un rosal ha desprendido varios  pétalos que se han deslizado mejillas abajo, y una jungla con sus pájaros y sus fieras se extiende ahora mismo por mis tripas. No sé si tengo que regar, podar, eliminar las malas hierbas o seguir abonando. Y no tengo ni un puto libro de jardinería.




PAZ MONTSERRAT REVILLO


Nací en Tortosa (España). He dado 53 vueltas al sol. Viví en una isla, además de en el interior y en la costa de una península. Llevo una estimulante doble vida: entre semana doy clases de biología a adolescentes, los fines de semana escribo mis desahogos literarios. El resto del tiempo leo, cuido de mi tribu y paseo a mis galgos. He tenido la suerte de participar en Mar de pirañas (Menoscuarto 2012) y de escribir a cuatro manos 100 situacions extraordinàries a l’aula (Cossetània Edicions, 2014). Riego semanalmente mi blog Crónicas desenfocadas: http://pazmonserratrevillo.blogspot.com.es/. La editorial Nazarí publicará próximamente mi primer libro de relatos cortos.




 El Aforista