Entrevista a Virginia González Dorta


Patricia Nasello: En tu bitácora, Phoeticblog, publicás textos breves ilustrados por fotografías de tu autoría. ¿Qué llega antes a tu deseo creativo, la imagen o la palabra?

Virginia González Dorta: Normalmente, de entrada me suele inspirar la imagen. Tal es así, que cuando fotografío algo, casi inmediatamente me resuena una historia que luego he de trabajar con mucho énfasis. Incluso, añadiendo otras fotografías que completarán el relato y que, bien busco entre las que tengo, o salgo a fijarlas en mi cámara.

Me apasiona también el Arte y en mi blog tengo una parcela, “Pupila y palabra”, donde invento historias sobre cuadros o fotografías.



P.N.: ¿El texto breve se aproximó a vos a través de tus lecturas o de pronto te encontraste escribiendo algo que luego conocerías como el género más “viejo” y a la vez “nuevo” de la historia de la literatura? 

V.G.D.: Seguramente mi pasión por la lectura me ha traído hasta aquí, es indudable. Pero realmente me identifico con esa expresión de “encontrarme” escribiendo relatos cortos, así, casi de pronto. Sorprendida de mí misma, como si algo ajeno y a la vez conocido, escribiera con mis manos.


P.N.: ¿Respetás alguna rutina a la hora de sentarte a escribir? ¿Creés que hacerse de una rutina convoca a la imaginación creativa?

V.G.D.: No tengo rutinas, soy más de inspiración. Una inspiración a ratos convulsa y otras, soñolienta. Una especie de flash espontáneo, muchas veces nocturno o mejor, de amaneceres silenciosos. Mas luego que llega esa luz, sí que preciso de un trabajo intenso para quedarme satisfecha.


P.N.: ¿Venís de una familia con una tradición lectora / escritora que te ayudó a desbrozar el camino de la escritura o debiste abrir tu propio sendero?

V.G.D.: Soy de familia lectora. Mis padres leían mucho, mis hermanas mayores también. Yo leía todo lo que caía en mis manos, desde periódicos, cómics (he sido coleccionista compulsiva de ellos), novelas, folletines, revistas…Con diez años me leía libros de la biblioteca de mi madre y más tarde gracias a mis hermanas, una gran parte de la literatura sudamericana. Aparte de esas lecturas algo ilegales, pues no tenía edad para ello, mi familia siempre fue de regalar libros por motivos diversos. Ya de maestra, organicé un par de bibliotecas escolares y en una de ellas creé un proyecto para familias, con muy buenos resultados. Este último proyecto me ha permitido conocer una gran variedad de autores que yo primero leía para luego poder recomendarlos, con lo que mi, por tiempos, voracidad lectora, se consolaba ampliamente.


P.N.: Recientemente has publicado el libro de textos breves Paisaje de infancia y viento. ¿Podrías compartir el proceso creativo que te llevó hasta él?

V.G.D.: En realidad empecé a escribir esos textos hace años sin ningún objetivo concreto. Era una mezcla de ejercicio de afecto con el reconocimiento de la escritura. De afecto, porque son semblanzas de alumnado que tuve en mis primeros años de maestra y me apetecía escribir lo que recordaba de ellos, su ingenuidad, su mirada limpia, su creatividad, sus detalles angelicales. Y respecto a la escritura porque ya en ese tiempo tenía el blog y me daba cuenta que una parte mía, nueva y sorprendente, se me presentaba y, además, precisaba de ella. Con el paso del tiempo, pensé en que todas esas semblanzas podían formar un libro y así lo he hecho.


Autorretrato bioliterario

Procedo de un lugar volcánico y rodeado de agua, una isla en medio del Atlántico. Nací en invierno, cerca del mar y quizá en medio también de la lluvia. He sido maestra durante décadas, en las que una de mis preocupaciones y a la vez placeres, era motivar a mi alumnado a leer y escribir. He montado dos bibliotecas, contado cuentos, escrito pequeñas historias, también puse en marcha un proyecto lector para familias. De adolescente gané un premio de poesía y escribí algunos relatos que luego olvidé entre las estanterías del tiempo.

Recuperé la escritura a raíz de mi blog, Phoeticblog, donde cuelgo historias visuales a partir de fotos mías, entre otros temas. Algunos de mis relatos han aparecido en: La torre de Babel, Máquina de coser palabras, Esta noche te cuento, La Esfera Cultural, Relatos indignados, Piedra y nido, La nave de los locos, Il sogno del Minotauro, y en el Proyecto Tradabordo de la Universidad de Poitiers.

He publicado recientemente el libro Paisaje de infancia y viento.



 El Aforista