20 haikus de Elías D. Dana


Elías D. Dana nació en Sevilla para ser criado en Almería, "cuando los niños aún hacían allí guerras de piedras y abundaban las huertas, las balsas con ova y las golondrinas se reunián en los tendederos al anochecer. Todo fue remplazado por avaricia y hormigón". Volvió a Sevilla para poder comer. Considera al haiku de los japoneses como "algo vivencial: en él se sale del yo para prestar atención al universo. Un salir de sí para admirar el saltito de un gorrión, o una gota de agua, mucho más interesantes y novedosos que uno mismo. Se mira hacia afuera con respeto, intentando no interpretar, no colorear la realidad. Se intenta aprender a admirar el despliegue de la vida en cada instante". Respecto a sí mismo, declara: “Me considero aprendiz de observador y estudiante del haiku. Como no se japonés tampoco podré nunca aprender directamente de ellos: yo no habría conocido el haiku sin las personas que se han venido esforzando en conocerlo, cultivarlo y transmitírnoslo. De algunas de ellas ha tenido la fortuna de aprender un poco. Gracias. Mis errores serían más abultados sin Inma, quien me filtra muchos textos viciados. Mi gratitud infinita a Félix, por todo. Y al editor de esta revista, por su amable y cálido interés en que participe. Estoy muy contento de poder hacerlo. Bien. Seguiré un poco más por este camino, a ver a dónde me lleva". Publica regularmente sus textos en su blog: http://haikus-y-pensamientos.blogspot.com.es



mediodía;
lloviznando en la dehesa
cae una bellota

*

luna abrileña...
casi ciego, casi sordo
sonríe el anciano

*


esa nube
uniéndose a otras nubes
se oscurece

*

tres garzas blancas...
sobrevuelan el patio
de esta cárcel

*

tarde de verano,
del Sagrario se filtra
un cuchicheo

*

se hace barro
y aún devuelve el reflejo
de la luna llena

*

mi ventanuco,
la nube se detiene
entre dos barrotes

*

cielo al ocaso;
las voces de los vencejos
suben, suben...

*

papá mirlo,
con una pluma blanca
llega hasta el nido

*

¡plas!, el mosquito...
también yo
vivo de otros

*

mostaza en flor,
un gorrión llega
y no se posa

*

Niebla nocturna,
en tu seno se adentra
tan solo un hombre

*

al paso de un niño
se convirtió en regalo
la hoja caída

*

el camino
que tomé por error...
luz de luciérnaga

*

se desvanece
la memoria de un aroma...
recién nacido

*

hacia el canto del grillo
se adentró el vuelo
de la lechuza

*

se pone el sol...
los palomos que pinté
no han vuelto a casa

*

oculto el sol,
flores de madreselva
de una en una

*

¿el próximo invierno?...
semillas de amapola
en los bolsillos

*

por fin se ocupa
el otro lado de la cama
luna llena de abril...



 Revista Uroboro