Cinco micros de David Vivancos Allepuz



ESCLAVOS SEXUALES

El sirviente la acompaña hasta la estancia y se los muestra. Están alineados. Los han dispuesto así para que ella escoja. La favorita del califa pasea la mirada con evidente indolencia. Al fin, se detiene ante uno, alarga la mano y acaricia su piel. Algo dice el sirviente pero ella parece no escucharlo. Tira del elegido y se lo lleva a la cama. Esclavos sexuales, se titula.



TRIPLENILUNIO

Desde que salen tres lunas, una debajo de la otra, alineadas como los botones de una inmensa camisa de negra seda, aún se entiende menos el comportamiento de las mareas. El ayuntamiento ha cesado, por innecesarios, a dos tercios de los serenos. Los poetas que no se han colgado de un árbol se pasan las horas suspirando. Los perros aúllan el triple y los gatos, de tanta luz nocturna como tenemos, han dejado de ser pardos. Lo peor viene al dibujarse en el cielo la triple luna llena: lo de los licántropos va a tener, nos cuentan, muy difícil solución.



LA MANO

Dos moscas corretean, se persiguen ligeras, traviesas, sobre el tapete. El crupier las espanta con un gesto incierto, como acariciando el aire. Entonces el manco de los párpados hinchados, tras una pausa valorativa que se prolonga demasiado, vuelve a mirarme con expresión neutra y descubre, al fin, sus cartas. Yo muestro mi trío de jotas con despego vencedor y gano la mano. La tiro al cubo, con las demás, y se levanta una nube cabreada de moscardones que zumban. A una señal del crupier, el manco abandona desolado la mesa de juego y un hombrecito con aire desafiante lo sustituye.



MADERA DE HÉROE

Acallado ya el eco del desgarrador desconsuelo de familiares y amigos, el carpintero se acerca disimuladamente al ataúd del soldado, mira furtivo en ambas direcciones y acaricia con orgullo el fruto de su trabajo.



PARQUE DE ATRACCIONES

Ando con dificultad, meciéndome de izquierda a derecha. Me paro delante de la noria, resoplo por el esfuerzo y contemplo, allí abajo, mis piernas cortas y combadas que no son más que un paréntesis bufo. Los pies diminutos y contrahechos que apenas me sostienen en un equilibrio inestable. Las manos y los dedos que, por el contrario, son largos como pálidos sarmientos. Con ellos palpo mi frente abultada, mi cabeza monstruosamente ancha, mi boca de pez y mis ojos de topo. Cada nuevo hallazgo en mi anatomía constituye una sorpresa y es para mí motivo de espanto y horror. Porque yo, antes de entrar en el laberinto de los espejos, no era así.



David Vivancos Allepuz (Barcelona, 1970) es licenciado en Geografía e Historia y en Biblioteconomía y Documentación por la Universidad de Barcelona, institución en la cual trabaja como bibliotecario. Es autor de la colección de cuentos Mate en 30 (Ajuntament de Barcelona, 2004), de Història del Club d’Escacs Sant Martí (Ajuntament de Barcelona, 2005), de Cruentos ejemplares y otras microficciones (Seleer, 2012), de Muy curiosas y notables fábulas para instrucción de jóvenes hipopótamos (Las Puertas del Hacedor, 2014), de Las jugadas intermedias (Letras de Autor ; IDC, 2015) y de Producto interior muy bruto (Enkuadres, 2016). Ha participado en diversas antologías como Ficciones en los 64 cuadros (IMFC, 2004), Alrededor de un tablero : cuentos de ajedrez (Páginas de Espuma, 2005) o DeAntología : la logia del microrrelato (Talentura, 2013), entre otras. Colaboró en la revista Jaque, donde fueron editados algunos de sus cuentos de temática ajedrecística. Sus narraciones y microrrelatos también han aparecido en diferentes publicaciones digitales y revistas literarias. Mantiene el blog Grimas y leyendas (http://grimasyleyendas.blogspot.com). En el año 2013 ganó la segunda edición del certamen anual de La Microbiblioteca.