Tanto fue el cántaro a la fuente, que se volvió alcohólico.
En mayor o menor medida, todos cojeamos: La Tierra se ha vuelto muy inestable.
Cuando salgo de casa sé que me arriesgo a volver siendo otra persona.
Efectivamente, soy auténtico: construyo humildemente una casa para mis fieles contradicciones.
Solo estamos dispuestos a reconocer la autoría de los crímenes que dan lustre a nuestra vida.
La belleza es efímera, afortunadamente. Si no fuera así, ya la habríamos sepultado bajo irrespirables tareas funcionariales.
Cuando intentan encerrarme en una dicotomía, invento una tercera opción, y me fugo.
Apenas si queda algo en mí de lo que me enseñaron en la escuela. Soy todo lo que he aprendido tropezando, una y otra vez, con adoquines mal colocados por albañiles soñolientos.
Me indigna que me den la razón como a los locos, pero yo me la doy frecuentemente para quitarme de encima.
Desconfío de los pensadores que se apartan de los hombres para pontificar sobre el Hombre.
Siempre que he procurado concentrarme en el estudio de la metafísica me han distraído tus ojos, que no son este mundo.
Los científicos que estudian la naturaleza humana son muy buenos confirmando lo que cantan los poetas desde hace siglos.
Siempre he sentido un gran respeto por mi sombra; hace lo mismo que yo, pero sin esfuerzo.
Ten mucho cuidado con aquellos que te aplauden como si desearan tener tu cabeza entre sus manos.
Somos cajas de sorpresas aplastadas por la rutina.
Un fanático es un ser que quiere mandar al mundo entero al dentista porque a él le duelen las muelas.
A la hora de aplaudir, recuerda que los chimpancés también saben hacerlo.
He hallado más de un tesoro excavando en verdades de pacotilla.
No siempre vivimos. Hay años en los que nos limitamos a pasar el rato.
Cuando el masoquista suplica "pégame", el sádico lo acaricia.
La vergüenza ajena no es ni más ni menos que la bochornosa constatación de que el disparate que está cometiendo ese tipo ahora mismo lo podrías cometer tú, paso por paso, dentro de diez minutos, o incluso antes. O haberlo cometido hace dos semanas.
Felix Trull: El yoyó de Descartes
Felix Trull nació en una ciudad a orillas del Mediterráneo, aunque desde hace años reside en otra al borde de un río. Trabaja desde siempre en tareas editoriales, desde las más divertidas hasta las más tediosas. Ha publicado algunos textos (casi todos, con otro nombre), pero guarda en el cajón muchos más. Espera no ser reconocido nunca por la calle, por ninguna razón (ni buena, ni mala). También practica la fotografía. Viaja poquísimo. Habla solo lo justo. Come decentemente. Duerme bien. Once aforismos sobre el aforismo
Karlos Linazasoro (Tolosa, 1962) es licenciado en filología vasca y bibliotecario de profesión. Ha cultivado, en euskera, casi todos los géneros literarios: literatura infantil y juvenil, narrativa, teatro, poesía y periodismo. Traducidas al castellano tiene: Depósito ilegal (Alberdania, 2006) y Itoko dira berriak. Ménsula que el cielo sostiene (Atenea, 2005). En el ámbito aforístico, ha publicado Lo que no está escrito (Eclipsados, Zaragoza, 2010). Los aforismos que presenta Microfilias proceden de su último libro, Nunca mejor dicho, recién publicado por la editorial Trea, de Gijón.Las chiribitas de Miguel Floriano
Los aforismos de Emilio López Medina
La ventana invertida, de Miguel Catalán
Catalán es uno de los principales filósofos de la España actual. Aunque en el último cuarto de siglo ha publicado más de treinta libros entre novelas, narraciones, diccionarios, recopilaciones de artículos y ensayos, es en el ámbito del pensamiento organizado donde su figura destaca con mayor relieve, con su monumental obra Seudología al frente, un tratado sobre la mentira en todas sus facetas. Es con este tratado con el que ha alcanzado su cenit filosófico y creativo. Con La ventana invertida, Catalán retoma la senda aforística que surcó con La nada griega, y nos entrega un libro brillante preñado de irónicas paradojas.Las salpicaduras de Fernando Menéndez
La sabiduría hecha materia, de Rubén Casado
Elías Moro: terror a tener miedo
Elías Moro (Madrid, 1959), reside en Mérida desde 1982. Es autor de los libros de poemas Contrabando (Editora Regional de Extremadura, 1987), Casi humanos [bestiario] (Germanía, 2001), La tabla del 3 (de la luna libros, 2004), Abrazos (Escuela de Arte de Mérida, 2006), la antología En piel y huesos (ERE, 2009) y Hay un rastro (de la luna libros, 2015). En prosa ha publicado Óbitos súbitos (ERE, 2010), Me acuerdo (2009), el dietario El juego de la taba (2010), ambos en Calambur, 99 morerías (2011) y Manga por hombro, una selección de entradas de su blog (La Isla de Siltolá, 2103). Acaba de publicar el volumen de aforismos Algo que perder.