MICRONESIA 002

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El Trapecio
Fernando Peña


Tenía tanta hambre que aceptó aquel trabajo con los ojos cerrados. Le habían prometido además que de aceptarlo se comería el mundo de un solo bocado. Le extrañó que no requirieran tener alguna experiencia para una labor tan arriesgada. Ni siquiera le pidieron hacer una prueba. La noche que comenzó su contrato se vistió con el uniforme que encontró en su camerino sobre una sillita, limpio y recién planchado, que para su gusto era demasiado ajustado, y cuando llegó su turno y le anunciaron con nombre y apellidos a bombo y platillo, superando el vértigo subió al trapecio entre aplausos, se balanceó en el aire ante el asombro de todos y de sí mismo, saltó como estaba acordado para que en el aire lo recogiera con sus manos aquella bella mujer que en pleno vuelo, cuando se encontraron frente a frente y sin red, para su sorpresa e incumpliendo lo acordado, en lugar de tendérselas le hizo un corte de mangas, y así se precipitó en el vacío boca abajo, y tal y como le habían prometido, se comió el mundo de un solo bocado. El público quedó muy impresionado por su actuación y la noticia fue tan comentada por todo el planeta que aquel circo que necesitaba un trapecista nuevo para cada función dio varias vueltas al orbe cristiano, con mucho éxito.









Presentamos una brevísima selección de microrrelatos o minificciones, de otros tantos autores latinoamericanos, realizada por nuestra coeditora Patricia Nasello. Todos ellos son escritores de una dilatada trayectoria literaria y firmemente comprometidos con el género exiguo, por lo que de algún modo esta es una muestra de amplio espectro, muy significativa, del estado actual de la narrativa breve en Latinoamérica.


Roberto Villar: Todo tiene su luz

Todo tiene su luz para que sea posible. No sólo para que sea posible verlo, sino crearlo. La mañana, la tarde, la noche, el salón, el sofá. Todo tiempo tiene su tiempo y todo tiene su luz, su música, su clima.


Los anticuentos de Esther Roperti

Esta Cenicienta era muy lista. Cuando bajó corriendo las escaleras de palacio, no sufrió cortaduras en sus pies: sabía que las zapatillas de cristal producen heridas. Y que dejan un rastro que siguen los príncipes fetichistas.




La paloma de la realidad, de Álvaro Campos

La memoria se está gastando, las billeteras no pueden ocultarse más. Sólo queda algo único, antes de que el mundo se desmorone: el encuentro constante e inagotable con la paloma de la realidad...


Seis micros de Carlos de la Fé

A veces somos el último refugio sobre el que un ser anodino es capaz de aplicar un toque extravagante, chic o sofisticado a su triste y aburrida vida.


Juan Yanes: Mujer con maleta y otros micros

¡Ven y amémonos y olvidemos la crítica literaria, olvidemos a los exégetas y a sus epígonos y seamos felices! ¿Me oyes, Caperucita? Deberías decirme algo. Te estoy hablando muy en serio.


Pérez Antolín: El predominio de la sintaxis

Subió el volumen porque el ruido de las ametralladoras no le dejaba oír la emisión y en ese preciso momento salía su calle. Cuando le dispararon pudo ver por la televisión su propia muerte.


Libros al Albur